El alcoholismo: Un enemigo silencioso
El alcoholismo es una patología que consiste en el consumo excesivo de bebidas alcohólicas durante mucho tiempo para que la persona termine desarrollando una dependencia que puede afectar a su vida laboral y familiar.
En muchas ocasiones, las personas que sufren de alcoholismo no quieren reconocerlo, lo cual es un problema, porque para tratar esta enfermedad, el primer paso es la aceptación por parte del paciente. Por lo tanto, es importante concienciarles de los riesgos que supone el alcoholismo, ya que afecta a todos los aspectos de la vida cotidiana.
Según la OMS, el alcoholismo se define como un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos que pueden aparecer tras el consumo repetido de alcohol. Estos fenómenos suelen incluir el deseo intenso de consumir alcohol, la dificultad para controlar el consumo, la persistencia del consumo a pesar de las consecuencias perjudiciales, la mayor prioridad al consumo en comparación con otras actividades y obligaciones, el aumento de la tolerancia al alcohol y el síndrome de abstinencia.
De este modo, el alcoholismo se define como una adicción en la que se combinan dos elementos: una necesidad física de alcohol y una obsesión mental por él. Ambos se unen en una compulsión que neutraliza el control y subestima las consecuencias. El alcoholismo es una enfermedad que no puede ser detenida sólo con la voluntad. A pesar de ser una enfermedad progresiva e incurable, como otras enfermedades crónicas, puede ser detenida si se ponen los medios adecuados.
De todas las drogas conocidas, el alcohol es la que más daño causa al cuerpo. El síndrome de abstinencia del alcohol, conocido como "deliriums tremens" es uno de los pocos que, junto con el de los barbitúricos y la metadona, puede acabar con la vida de una persona.
Una de las principales razones por las que se consume alcohol es quizás porque nuestra sociedad occidental nos obliga a hacerlo. Un evento social sin alcohol es inaceptable. El alcohol rara vez se usa para celebrar, festejar y recompensar. Del mismo modo, el alcohol también se utiliza para aliviar las decepciones, la depresión y las situaciones de conflicto. Todos somos vulnerables a los efectos del alcohol. Donde hay uso, hay abuso y, hay alcohólicos.
Causas
No se pudo establecer una causa común. Sin embargo, hay una predisposición genética que estadísticamente afecta a las personas cuyos padres o hermanos han sido o son alcohólicos.
Por otro lado, se le atribuyen características relacionadas con las costumbres sociales y emocionales. En otras palabras, interviene en factores tanto sociales como emocionales-emocionales que pueden llevar a una persona a la predisposición de la adicción al alcohol. En relación con esto, el alcoholismo puede ser asociado como una necesidad de aliviar la ansiedad, la depresión, el estrés, etc.
Pérdida de control
Existe una incapacidad por parte del alcohólico para limitar el consumo de alcohol, independientemente del contexto en el que se encuentre. La pérdida de control se produce por el exceso de consumo, la disminución de los sentidos visuales y auditivos.
¿Qué tipo de persona consume alcohol?
Hay varias clases de consumidores de alcohol. Algunos lo hacen de manera responsable, sin dañarse a sí mismos o a otros al consumirlo, y otros lo hacen de manera más irresponsable y corren un mayor riesgo de dañarse a sí mismos y a otros.
Se pueden dividir en tres categorías:
Consumidores (ocasionales o sociales)
Ella es la persona que no le da ninguna importancia al alcohol. Bebe de vez en cuando y no uses el alcohol para sus efectos ni lo busques. Beber no le causa ningún problema. Puede disfrutar de un evento social sin beber nada de alcohol. No busca satisfacer sus necesidades físicas, mentales o emocionales consumiendo alcohol. Además, nunca usa ningún otro tipo de droga.
Abusador o consumidor excesivo
Esta persona le da al alcohol la importancia que realmente no merece. Usa el alcohol tantas veces como pueda, buscando sus efectos. Usa el alcohol para resolver tu timidez, para dar marcha atrás o para combatir el aburrimiento. Frecuentemente se intoxica o se droga. Busca generar situaciones que permitan o justifiquen emborracharse. Cada vez que lo hace, él y su familia o su entorno se ven perjudicados. Desperdicia dinero y toma malas decisiones en áreas de su vida. Lo anormal, para él, se ha convertido en normal.
Puede tener problemas en el trabajo, la familia, la economía, los colegas, la justicia, etc. El problema es que si tienes la predisposición genética para ser un alcohólico, tu abuso está allanando el camino para que te conviertas en un alcohólico.
Alcohólico
Un alcohólico es cualquier persona que manifiesta una compulsión física al consumir alcohol. Es decir, cuando empiezas a consumir alcohol, no puedes predecir si lo consumirás de acuerdo a tus planes. Por otro lado, si la compulsión se apodera de ellos y no podrán dejar de beber. El alcohólico no controla el alcohol. El alcohol termina controlándote a ti.
¿Cómo se identifica a un alcohólico?
Sabiendo que el alcohólico se caracteriza por la obsesión y la compulsión que desarrolla en su forma de beber, lo que parece suceder es que el alcohol comienza a tomar el lugar de los verdaderos neurotransmisores que normalmente se producen en el cuerpo de una persona sana y que se alteran en el cuerpo de una persona enferma de alcoholismo. Es en la búsqueda de este equilibrio que se produce el deseo y la compulsión de beber más. Debido a esta reacción bioquímica, comienzan a aparecer problemas en diferentes áreas de la vida de una persona (trabajo, familia, sexual, etc.). El alcohólico sigue consumiendo alcohol de forma ilógica, irresponsable, a pesar de las muchas consecuencias negativas. En lugar de reconocer la relación entre su consumo de alcohol y sus problemas, el alcohólico insiste en que sus problemas no están relacionados con el consumo de alcohol.
Diagnóstico
Para identificar el problema hay signos y síntomas casi idénticos, independientemente de la heterogeneidad demográfica, de personalidad y sociocultural de las personas. Se han unificado los criterios de diagnóstico y se ha señalado que todos los alcohólicos:
- Beben en exceso, independientemente de su estilo de beber, sus personalidades y la clase social a la que pertenecen.
- Son personas con un alto grado de obsesión, entendida ésta como ese flujo constante de pensamientos orientados a la bebida, cuándo beber y cómo hacerlo. La vida de estas personas tiende a organizarse en torno al alcohol.
- Tienden a tener consecuencias negativas en su forma de beber y la mayoría continúan haciéndolo, a pesar de que sus vidas se ven afectadas negativamente.
- Terminan presentando una falta de control sobre el alcohol y, como consecuencia, en sus vidas.
- La negación está presente en todo momento. Se entiende por negación la dificultad que presenta el alcohólico para reconocer, en primer lugar, que el alcohol es un problema que no puede controlar y, en segundo lugar, para admitir que los problemas que aparecen en su vida están directamente relacionados con su forma de beber.
- Desarrollan la tolerancia, entendida como la necesidad creciente de alcohol para lograr la intoxicación o el efecto deseado o, también, la disminución del efecto de la misma cantidad de alcohol debido a su uso continuado.
- Presentan la abstinencia, es decir, la necesidad de ingerir alcohol una vez que se ha retirado.
Fases del alcoholismo
Primera fase: del bebedor social a la fase prealcohólica
La bebida ya no cumple un propósito social, pero la persona usa el alcohol para satisfacer una necesidad o para aliviar una emoción. La cantidad de alcohol que ingiere aumenta más que la que beben los que le rodean; está perdiendo parte de la responsabilidad en su forma de beber. Habla sobre el alcohol con frecuencia y piensa cada vez más en él.
Segunda fase: etapa sintomática
Experimentas lagunas mentales, olvidando lo que pasó el día anterior. Su forma de beber comienza a cambiar, bebe de un solo golpe; bebe antes de ir a las fiestas; comienza a sentir el malestar al día siguiente, que, con cada nueva borrachera, se vuelve peor. La familia comienza a notar que algo anda mal, y tal vez sus amigos del trabajo le han llamado la atención que está tomando demasiado.
Tercera fase: la fase crítica
La etapa inicial de la fase crítica- La pérdida de control se experimenta claramente. Beber compulsivamente; pero hay inconsistencias en las experiencias de pérdida de control. Hay momentos en que se comporta normalmente y es capaz de dejar de beber cuando quiere, mientras que en otros momentos no puede. Esta pérdida de control aumenta progresivamente.
- Presentan una variedad de excusas y razones para explicar su comportamiento, para justificar sus excesos en la bebida. Sus mecanismos de defensa le ayudan a justificarse a sí misma, y tiende a culpar a otros por sus problemas.
- La necesidad de beber comienza por la mañana para contrarrestar la incomodidad que experimenta con el síndrome de abstinencia.
- Pueden surgir cambios de personalidad muy drásticos y serios. En esta etapa, una personalidad pacífica puede convertirse en destructiva, violenta, hostil, paranoica e incluso peligrosa. El alcohol está causando daños más avanzados.
- Experimentas conflictos en el trabajo, con tu familia, y con todos los que te rodean, en general.
- Al final de este período, la pérdida de control no se limita a una sola noche de vez en cuando, sino que el alcohólico comienza a beber durante varios días seguidos, sin parar. El síntoma más indicativo del rápido progreso de su adicción es que la pérdida de control es tal que tiene que quedarse en la cama los lunes, por ejemplo, y no ir al trabajo. Empieza a beber desde el viernes, y no puede parar el lunes.
- Está dejando de ser un bebedor periódico, para convertirse en un bebedor diario. Progresivamente, se le hace más difícil quedarse sin beber alcohol porque aumenta la alteración de ciertas sustancias químicas en su cerebro (neurotransmisores).
- El último síntoma indicativo de esta etapa avanzada de la enfermedad es la pérdida de tolerancia. En otras palabras, poco a poco la persona se va emborrachando con cada vez menos alcohol.
Cuarta fase: la fase crónica
En esta fase la necesidad de la droga es abrumadora. La persona tiene que beber todos los días para sentirse físicamente bien.
- Bebe sin preocuparse por todo lo demás: los niños, la familia, la comida y el trabajo. Para sobrevivir, tiene que beber.
- Tienes temblores en las manos y el cuerpo cuando no tienes alcohol en tu cuerpo.
- Estás constantemente preocupado por cómo conseguir tu dosis de alcohol.
- Su baja tolerancia se hace evidente. Unos pocos tragos producen efectos muy fuertes en él. Utiliza estos datos para continuar en el autoengaño y la negación a veces.
- Tiene un fuerte resentimiento contra todo el mundo y una autocompasión patológica por sí mismo. Está en un callejón sin salida, lleno de miedo y ansiedad.
Las fases más engañosas son las primeras. A veces es muy difícil reconocer y distinguir entre el adicto y el consumidor. Una de las claves más efectivas para identificar al adicto es la existencia de lagunas mentales.
La experiencia nos ha demostrado que, en la mayoría de los casos, la manifestación de lagunas mentales indica que existe una predisposición al alcoholismo. Los jóvenes que beben y luego se convierten en alcohólicos o adictos reportan que sus primeros vacíos mentales ocurrieron durante sus primeras experiencias de intoxicación.
Las tuvieron cuando todavía tenían el control sobre su uso de la droga pero no sabían que era un posible síntoma de alcoholismo. Al mismo tiempo, no sabían que las lagunas mentales son muy efímeras al principio de la enfermedad, pero que pueden durar hasta días en una etapa avanzada.
Tratamiento
Desde el punto de vista profesional, la adicción al alcohol requiere una atención cuidadosa, siempre impartida por personal médico cualificado. Un equipo terapéutico evalúa las características individuales de cada uno de los pacientes, estableciendo protocolos diferentes para cada caso y cada circunstancia.
El síndrome de abstinencia alcohólica debe ser inevitablemente supervisado por especialistas adecuados y capacitados.
Tras la evaluación del equipo médico y psiquiátrico, y bajo su supervisión, se establece la indicación más adecuada para cada una de sus demandas. Prueba de ello es la ausencia de abandonos en el periodo de desintoxicación del alcohol y las muy buenas puntuaciones en las encuestas de satisfacción de nuestros usuarios después del tratamiento del alcoholismo.
Por lo tanto, hay muchos medicamentos que pueden ayudarle con el alcoholismo. El disulfiram se utiliza para tratar el alcoholismo crónico. Es un sensibilizador del alcohol y causa efectos desagradables cuando se consumen incluso pequeñas cantidades de alcohol. Estos efectos incluyen rubor, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, dolor de pecho, debilidad, visión borrosa, confusión, transpiración, asfixia, falta de aliento y ansiedad. Estos efectos comenzarán aproximadamente 10 minutos después de beber alcohol y pueden durar hasta una hora o más.
La farmacoterapia forma parte del tratamiento del alcoholismo y es una opción radical para algunos pacientes, pero bastante efectiva cuando se busca una gran recuperación. Si esta opción se considera dentro de su tratamiento, es mejor darle la oportunidad de notar una gran mejoría.
Un tratamiento de la adicción tiene dos objetivos fundamentales e inseparables: por un lado, lograr y consolidar la abstinencia de todo tipo de sustancias y conductas; por otro, iniciar un cambio profundo en la forma de vivir, pensar, sentir y actuar del adicto.
Teniendo en cuenta las necesidades particulares de cada paciente, podemos distinguir varios tipos de tratamiento según sea necesario vivir en el centro de tratamiento (residencial), o si se puede seguir pasando la noche en su casa (no residencial).
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Disulfiram: Es hora de dejar de beber
El disulfiram es un fármaco que se utiliza como coadyuvante en el tratamiento del alcoholismo mediante una reacción aguda denominada disulfiram o reacción de Antabuse. Muchos estudios han aprobado y recomendado su uso. En esta sección le explicamos todo lo que necesita saber sobre él: qué es, cómo funciona, sus indicaciones, contraindicaciones, usos y eficacia.
El consumo de alcohol forma parte de muchas prácticas culturales, religiosas y sociales, y proporciona placer percibido a muchas personas, pero cuando se trata de alcoholismo o dependencia del alcohol, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) actualizada el año pasado, es un trastorno de consumo de alcohol regulado que se produce por el uso repetido y continuo de alcohol, que lo sufre, se muestra como una persona incapaz de controlar el consumo, siente preferencia por el consumo sobre otras actividades y persiste en consumirlo a pesar de los daños o consecuencias negativas.
Estas características de dependencia pueden permanecer durante un período de al menos 12, pero el diagnóstico puede hacerse si el consumo de alcohol es continuo (diario o casi diario) durante al menos 1 mes.
Hay varias formas o clasificaciones cuando se trata de alcoholismo, pero según el CIE-11 lo son:
Dependencia del alcohol, uso actual:
- Continuo: Dependencia del alcohol con un consumo continuo de alcohol (diario o casi diario) durante un período de al menos 1 mes.
- Episódico: Durante los últimos 12 meses, ha habido dependencia del alcohol con una alternancia en el consumo excesivo, esta alternancia representada por períodos de abstinencia de alcohol.
El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de una variedad de problemas, tanto sociales como mentales, reproductivos e inmunológicos, y este riesgo aumenta con un mayor consumo. Las personas que luchan contra el alcoholismo la mayoría de las veces sienten que no pueden funcionar normalmente sin el alcohol y se ven tentadas a consumirlo.
Según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud (NSDUH) de 2018, el 55,3% informó que bebió el mes pasado y entre todas las muertes por cirrosis en 2013, el 47,9% estaban relacionadas con el alcohol, cifras alarmantes que nos muestran que sigue siendo un problema de salud pública.
De acuerdo con el CIE, un patrón de consumo de alcohol que ha causado daños a la salud física o mental de una persona o que ha dado lugar a un comportamiento que conduce a un daño para la salud de otros se denomina patrón dañino de consumo de alcohol.
El daño a la salud del individuo se produce debido a uno o más de los siguientes factores: Un comportamiento relacionado con la intoxicación, los efectos tóxicos directos o secundarios en los órganos o sistemas del cuerpo y una vía de administración perjudicial.
En este punto, el tratamiento debe iniciarse inmediatamente. Existen muchas opciones de drogas terapéuticas como la naltrexona, el acamprosato y el disulfiram (TDS) que también pueden asociarse con otras corrientes terapéuticas, en caso de que el especialista así lo decida.
¿Qué es el disulfiram?
El disulfiram, también conocido como TDS, es un fármaco aprobado por la FDA desde los años 50 que tiene como objetivo participar en el metabolismo del alcohol en nuestro cuerpo, evitando que se degrade.
Dato curioso: El descubrimiento del disulfiram fue pura casualidad. El objetivo de la investigación de la sustancia era encontrar una droga efectiva para las infecciones parasitarias, sin embargo, los trabajadores que probaron la sustancia en ellos mismos reportaron síntomas agudos después del consumo de alcohol.
¿Cómo funciona?
En nuestro cuerpo, una vez que ingerimos alcohol etílico, viaja al hígado y gracias a un complejo grupo de elementos que ayudan a esta degradación, se metaboliza hasta su más pequeña fracción llamada acetato.
El metabolismo es algo así como: el alcohol entra en nuestro cuerpo, viaja a través del sistema gastrointestinal, luego a la sangre y finalmente al hígado, donde se descompone gracias a un conjunto de sustancias llamadas enzimas, el alcohol se transforma en acetaldehído, luego en acetato y finalmente en dióxido de carbono y agua.
Cuando alguien toma disulfiram no actúa directamente sobre la molécula de alcohol, sino sobre su metabolismo en el hígado, que tiene varias fases siendo la fase oxidativa la clave de esta droga y donde se produce la desactivación de la enzima aldehído deshidrogenasa (responsable de este metabolismo).
Al actuar en esta fase, el SDT evita que el alcohol que ingerimos se descomponga hasta su más pequeña fracción llamada acetato, por lo que este metabolismo nunca termina y algunos residuos se acumulan en la sangre dando lugar a la "reacción Disulfiram o Antabus".
Esta reacción no es más que un conjunto de síntomas causados por el exceso de acetaldehído y algunas otras sustancias en la sangre, siendo estos similares a una "resaca" y que van desde dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, y en ciertos casos, puede llegar hasta el síncope.
Entonces, ¿por qué se utiliza el disulfiram en la dependencia del alcohol? Porque con el consumo de sólo 10 ml de alcohol etílico se puede sentir como si hubiera estado de fiesta toda la noche, por eso se le llama "droga aversiva", porque con un tratamiento prolongado produce el rechazo del alcohol y aumenta la motivación del paciente para mantenerse en abstinencia.
A la entrada en el estudio
Naltrexona n = 50 | Disulfiram n = 50 | |||
---|---|---|---|---|
Edad media | 45,6 años | 43.2 años | ||
Estado civil | 46 (92%) | 48 (98%) | ||
Empleo | 38 (76%) | 39 (78%) | ||
Educación secundaria | 44 (88%) | 47 (94%) | ||
Medio | SD | Medio | SD | |
Gravedad de la escala de dependencia del alcohol | 29 | 5 | 28 | 6 |
Índice de severidad de adicción | 0.70 | 0.14 | 0.71 | 0.12 |
Puntuación de severidad de ansia compuesta | 52 | 19 | 51 | 22 |
Días de beber en los últimos 6 meses | 87 | 20 | 87 | 22 |
Número típico de bebidas por día | 12.5 | 5.0 | 12.2 | 5.1 |
Suero GGT U/l | 110 | 98 | 105 | 102 |
Suero ALT U/l | 81 | 21 | 84 | 19 |
Suero AST U/l | 64 | 30 | 67 | 31 |
Días entre el último trago y el inicio del estudio. | 15 | 6 | 16 | 10 |
¿Cómo se debe tomar?
- Siempre antes de usar cualquier medicamento, recuerde consultar a un profesional de la salud y seguir cuidadosamente sus instrucciones según lo prescrito.
- De la misma manera, le recomendamos que lea el prospecto interno que contiene el medicamento antes de iniciar cualquier tratamiento indicado por un profesional.
El disulfiram viene en forma de pastillas para tomar por vía oral. Debe tomarse una vez al día, con un vaso de agua y principalmente fuera de las comidas, después de levantarse o antes de acostarse (porque en algunos pacientes produce sedación).
A pesar de que se absorbe rápidamente a través del tracto digestivo, suele tardar de 3 a 12 horas en manifestarse sus efectos y sólo un pequeño porcentaje (aproximadamente el 15%) se elimina a través de las heces y la orina.
La presentación de las tabletas oscila entre 250 mg y 500mg y la dosis depende del tiempo de tratamiento, una dosis inicial ideal es de 500mg durante 1 ó 2 semanas y luego se reduce gradualmente a 250 mg.
La dosis de mantenimiento recomendada es de 125 a 250 mg por vía oral una vez al día, y no debe exceder de 500 mg por día. Recordando que en los pacientes con insuficiencia renal, es importante reajustar las dosis para evitar una sobredosis, si usted es un paciente con enfermedad renal, es muy importante que notifique a su médico al respecto.
La duración del tratamiento es variable y su administración prolongada no produce tolerancia. Se recomienda que el régimen no exceda de 6 meses, sin embargo, su indicación depende de la evolución del paciente y si ha logrado un retiro del alcohol a largo plazo, siendo éste, el objetivo de esta droga.
Sepa que antes de iniciar el tratamiento con disulfiram su médico debe solicitar que no haya ingerido alcohol durante al menos 12 horas.
En cuanto a la conservación, mantenga esta droga fuera del alcance de los niños y guárdela a temperatura ambiente en un recipiente resistente a la luz.
Sepa que los medicamentos no deben tirarse por el desagüe o a la basura. Pregunte a su farmacéutico o médico cómo deshacerse de los envases y medicamentos que ya no necesita. De esta manera ayudará a proteger el medio ambiente.
Interacciones:
Entendiendo que la base de acción es hacia el etanol, al tomar disulfiram se debe evitar el consumo de alcohol o de preparados que puedan tener alcohol en su composición, tales como; salsas, enjuagues bucales, jarabes para la tos y vinagres. Recuerde que con cantidades mínimas de alcohol puede producirse la reacción del disulfiram.
Además, hay preparados tópicos que contienen etanol en su composición y que podrían causar reacciones adversas de leves a moderadas, sin embargo, y como mencionamos anteriormente, la intensidad de la reacción dependerá más de la cantidad de alcohol que de la presencia del mismo.
Además, al ser un fármaco metabolizado en el hígado con compuestos que utilizan el sistema enzimático del citocromo P450 para el metabolismo oxidativo, compite con otros fármacos como las benzodiacepinas, disminuyendo la depuración plasmática de las mismas, e incluso puede tener un efecto sinérgico con otros fármacos, como el metronidazol, ambos pueden inhibir la oxidación del etanol y causar una reacción tóxica en el sistema nervioso central (lo que conduce a una mayor probabilidad de confusión o psicosis).
También se describen reacciones cruzadas con: imipramina, fenitoína, clordiazepóxido, acetaminofén, antidepresivos tricíclicos, amitriptilina (puede causar delirio con la administración simultánea).
Análogamente, se han descrito casos en que el uso concomitante de disulfiram con isoniazida aumenta la incidencia de efectos adversos en el sistema nervioso central, dando síntomas como mareos, irritabilidad, falta de coordinación e insomnio.
Los efectos inhibitorios del disulfiram a nivel hepático pueden aumentar cuando se administra junto con otros agentes que también tienen efectos inhibitorios como la cimetidina, el alopurinol, el cloranfenicol, el fluconazol, el omeprazol, el propranolol, la quinidina, el verapamilo y la warfarina.
Es esencial que cuando consulte a su médico especialista le informe exactamente sobre cualquier otro medicamento que esté tomando para evitar interacciones o reacciones adversas.
Efectos secundarios: Como cualquier otro medicamento
Es importante destacar que, como la mayoría de los medicamentos, los efectos adversos de los SDT se deben generalmente a un régimen de tratamiento mal supervisado.
Como mencionamos al principio de este artículo, la reacción del disulfiram se basa en frecuentes reacciones adversas agudas debidas al consumo de etanol, y su intensidad es generalmente proporcional a las cantidades de disulfiram y alcohol ingeridas, pero cuando se habla de efectos secundarios es necesario desprenderse de esta reacción.
Efectos secundarios poco comunes (pueden afectar hasta 1 de cada 100 pacientes):
- Contracciones involuntarias de los músculos: También llamadas reacciones distónicas, son contracciones musculares como giros o movimientos repetitivos, pueden afectar a un solo músculo hasta varios grupos musculares.
- Dermatológicas: Picor en la piel, piel enrojecida o hinchada, sensibilidad de la piel, erupción cutánea, lesiones de cualquier tipo: rojeces, erupciones, pápulas (como granos), vesículas, ampollas y acné.
Estos efectos suelen ser más frecuentes durante las dos primeras semanas, sin embargo, a medida que el tratamiento avanza o con una reducción mínima de la dosis, desaparecen.
En caso de presentar reacciones dermatológicas, trátelas con medicamentos para la alergia. Los antihistamínicos suelen ser útiles para mejorar los síntomas.
Efectos secundarios poco frecuentes (pueden afectar hasta 1 de cada 1.000 pacientes):
- Cambios en la visión
- Amarillez de la piel y los ojos (ictericia)
- Reducción de la libido (deseo sexual)
Efectos secundarios muy raros (pueden afectar hasta 1 de cada 10.000 pacientes):
- Psiquiátricos: trastornos mentales, incluyendo paranoia, esquizofrenia y cambios de humor.
- Convulsiones, confusión.
- Hepatitis: enfermedad inflamatoria del hígado.
- Hepatotoxicidad, daño hepatocelular, hepatitis fulminante (descrita como lesiones hepáticas) y necrosis hepática (muerte de células hepáticas).
Hay muy pocos reportes de polineuropatía sensorial-motora durante las primeras semanas de tratamiento, especialmente con dosis de 500mg, además, los reportes han sido tan escasos que esto puede ocurrir en 1 persona por cada 1000 pacientes por año.
Debemos enfatizar que si alguno de estos signos o síntomas se presenta, debe consultar inmediatamente a un profesional de la salud, incluso cuando detecte algún efecto secundario no mencionado en este artículo.
A pesar de esto, un meta-análisis publicado por M.D. Marilyn D. Skinner del Centro de Tratamiento de Adicciones del Hospital Emile Roux de París, afirma que tomar disulfiram es seguro y que, comparado con la toxicidad del alcohol, el TDS es trivial.
Indicaciones y contraindicaciones: ¿Puedo tomar Disulfiram?
Es importante hacernos esta pregunta porque hay que aclarar que no todo el mundo puede tomar disulfiram. Existen candidatos para este tratamiento y al diferenciar entre estos pacientes se mejora su eficacia.
Entre los candidatos se encuentran los pacientes que dependen del alcohol y que tienen dificultades para dejarlo. Lo ideal es que los candidatos estén COMPROMETIDOS con la abstinencia y dispuestos a tomar disulfiram bajo la supervisión de un miembro de la familia, un especialista médico o un programa de tratamiento y también, que los pacientes sean capaces de entender las consecuencias de beber alcohol mientras toman disulfiram.
Aunque no es esencial, si el paciente es consciente de lo que está sufriendo y de lo que este tratamiento significa para él, se prefiere la administración supervisada por un farmacéutico, un profesional de la salud o un miembro de la familia como un componente clave del plan de tratamiento.
Hay ciertas condiciones o circunstancias del paciente en las que el uso de esta droga está contraindicado, como la presencia de enfermedad miocárdica grave u oclusión coronaria, psicosis, embarazo o lactancia (no está absolutamente contraindicado pero debe evitarse porque se desconoce el riesgo), y en aquellos con riesgo de impulsividad, suicidio e hipersensibilidad al disulfiram.
No se debe administrar disulfiram a los pacientes que toman o han tomado recientemente metronidazol, paraldehído, alcohol o preparados que contengan alcohol (como se mencionó anteriormente).
Así como hay contraindicaciones, los estudios también establecen que ciertas condiciones o circunstancias no limitan el uso del disulfiram, sin embargo, debe utilizarse con precaución en las siguientes situaciones: Antecedentes de enfermedades cardíacas, diabetes mellitus, hipotiroidismo, epilepsia, daños cerebrales, nefritis crónica o aguda, cirrosis hepática o insuficiencia hepática, pacientes con hepatitis C, niños y adolescentes (no se ha determinado la seguridad y eficacia para los niños).
Eficacia: ¿Por qué utilizar Disulfiram en lugar de otros medicamentos?
Los SDT han demostrado ser más eficaces que la naltrexona o incluso la psicoterapia sola, afirma Colin Brewer, Director de Investigación del Centro Stapleford, en su investigación El disulfiram supervisado es más eficaz en el alcoholismo que la naltrexona o el acamprosato - o incluso la psicoterapia: cómo funciona y por qué es importante.
Brewer explica que la naltrexona y el acamprosato, aunque son eficaces, sólo reducen el deseo y no impiden que el paciente beba alcohol, lo que significa que el paciente puede seguir bebiendo mientras toma estas drogas sin ninguna consecuencia.
Además, en un reciente metaanálisis de 11 ensayos controlados aleatorios con 1.527 pacientes, los investigadores llegaron a la conclusión de que el disulfiram supervisado realmente tuvo algún efecto en la abstinencia a corto plazo y el número de días de consumo en comparación con el placebo, la ausencia de tratamiento u otros tratamientos disponibles para los pacientes con alcoholismo.
En otros estudios, sólo un pequeño porcentaje (5-18%) de 345 pacientes hospitalizados dependientes del alcohol interrumpieron el disulfiram debido a los efectos secundarios.
Por lo tanto, no son los efectos secundarios los que llevan a la interrupción del disulfiram, sino las características básicas de la dependencia del alcohol las que provocan las recaídas.
Además de ser una droga infrautilizada, es mucho más barata, accesible en el mercado y muy eficaz como disuasivo del alcohol, ya que el temor a una reacción del etanol-disulfiram obliga al paciente a dejar el alcohol cuando se somete a tratamiento.
Algunos especialistas pueden recomendar su uso en combinación con la psicoterapia y otras terapias sociales como la asistencia a grupos de apoyo o la derivación a un psicólogo.
Respecto a esta afirmación, ciertos estudios aseguran que las terapias psicológicas son un complemento al tratamiento, según una investigación que analizó el efecto del disulfiram supervisado junto con la terapia cognitivo-conductual (CBT) en 39 pacientes con dependencia del alcohol, reportaron una tasa de abstinencia del 20% y 26% en los grupos de control y disulfiram respectivamente.
Otros usos: ¿Una cura para la dependencia de la cocaína también?
La dependencia y el uso indebido de la cocaína es uno de los crecientes problemas de consumo de sustancias en el mundo actual. Ha habido un aumento en el número de consumidores de cocaína en los últimos años, según la encuesta de Monitoreo del Futuro 2019, los estudiantes de 8º, 10º y 12º grado han consumido cocaína el año anterior, una de las razones explicadas es su uso para la ''gripe''.
A lo largo de los años ha habido informes de que el disulfiram, que actualmente está indicado para el tratamiento de la dependencia del alcohol, ha mostrado potencial como tratamiento para la dependencia de la cocaína en la mayoría de los ensayos clínicos e investigaciones.
El uso del disulfiram como tratamiento de la dependencia de la cocaína se ha atribuido a varios mecanismos, uno de ellos basado en la inhibición del metabolismo de la cocaína al desactivar las enzimas carboxilesterasa y colinesterasa, lo que hace que se acumule en la sangre y genere efectos cardiovasculares.
En nuestro cerebro hay cientos de receptores, estos son algo así como ''reconocedores de sustancias'' mientras que las sustancias a reconocer se denominan neurotransmisores y estos son los responsables de llevar la información de una neurona a otra.
La dopamina, la norepinefrina y la serotonina son ejemplos de neurotransmisores presentes en nuestro cerebro y son claves en este mecanismo de acción.
Cuando alguien consume cocaína, se produce una reacción de recompensa en su cerebro que se explica por la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina, lo que da al usuario una sensación de euforia y felicidad.
En cuanto a su mecanismo de acción, el disulfiram también influye en el metabolismo de esos neurotransmisores cuando se administra a pacientes consumidores de cocaína, inhibiendo las enzimas que los descomponen.
Su eficacia también se atribuye a la inclusión de una disminución de los mecanismos de recompensa de la cocaína, un aumento de la aversión a la cocaína, o como "terapia de sustitución de la dopamina" que eleva sus niveles y restablece la función de recompensa normal en los adictos hipodopaminérgicos.
Según un ensayo controlado aleatorio realizado en 122 consumidores combinados de cocaína y alcohol, se observó que el tratamiento con disulfiram se asociaba con una retención significativamente mejor en el tratamiento, así como con una mayor duración de la abstinencia del alcohol y el consumo de cocaína.
Tal vez el disulfiram sea un tratamiento muy eficaz para tratar ambas dependencias, especialmente en los pacientes con doble dependencia, sin embargo, todavía no ha sido aprobado por la FDA como directriz para el tratamiento de la dependencia de la cocaína.
¿Qué sucede si me olvido de tomar una dosis?
Si se olvida de una dosis, no pasa nada, puede tomarla tan pronto como lo recuerde. Si la dosis olvidada es casi la hora de la siguiente dosis, tome sólo una dosis. No tome dosis extras o dobles y recuerde que nunca debe tomar el disulfiram dentro de las 12 horas siguientes al consumo de alcohol.
¿Qué sucede si tomo una sobredosis?
Las dosis altas de disulfiram (hasta 6 g/día) tienen baja toxicidad en los seres humanos. Los síntomas de la sobredosis incluyen vómitos, dolores de cabeza (cefalea), apatía, ataxia (pérdida de control del movimiento), irritabilidad, alucinaciones, psicosis, pérdida del conocimiento y convulsiones.
Si toma más dosis de las que le ha recetado un profesional de la salud o experimenta cualquiera de estos síntomas después de haber tomado más dosis de las que debería, debe ir inmediatamente al centro de salud más cercano o ponerse en contacto con su médico tratante.
Una recomendación de nosotros:
Como farmacéuticos, creemos en el uso adecuado y controlado de los medicamentos que recomendamos a nuestros pacientes. Estamos comprometidos con su bienestar y su salud.
Como hemos mencionado a lo largo del texto, siempre es necesario que antes de consumir cualquier medicamento sea evaluado por un médico especialista.
Si ya ha sido evaluado por un profesional de la salud que ha considerado que usted es un candidato adecuado para iniciar el tratamiento con la disulfiramida que le ha sido prescrito, nosotros como profesionales le proporcionamos la mejor opción y le recomendamos que inicie este tratamiento lo antes posible, para que usted, como ser humano, pueda mejorar su calidad de vida y la de los que le rodean.